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Asadillo manchego: como me enseñaron en Las Tablas de Daimiel

10 Ene
Todos los derechos reservados por Tras La Receta

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Hace algunos fines de semanas ya, tuve la oportunidad de visitar, en Ciudad Real, Las Tablas de Daimiel, un paraíso de aves migratorias acuáticas y otras especies y que no puedo imaginar de otra forma que como es ahora. Recuperado de una sequía cruel de años, este humedal albergó hace poco la presentación de un proyecto artístico medioambiental convertido en libro y que igualmente fue momento propicio para disfrutar de la gastronomía de Castilla La Mancha.

Compartiendo con amigos y personas afines al evento, probamos y comentamos, entre varios platos, el que corresponde a nuestra entrada de hoy: el asadillo manchego. Lo cierto es que me gustó muchísimo y ya, más que con los sabores asumidos e identificados, logré llevarme a casa la versión de una madre daimielina, tan sencilla y a la vez francamente deliciosa.

Es un plato muy agradecido, que podemos preparar con antelación, degustarlo aún caliente o fresquito para tiempos calurosos que aún están por venir. Con unas chuletitas de cordero va que ni pintado, pero también podemos emplear nuestro asadillo manchego como guarnición de cualquier otra carne. Yo las probé también con un asado de aguja de ternera y hacen un matrimonio perfecto. ¿Quieres disfrutar de esta receta, además de sabrosa, saludable? Vayamos manos a la obra.

Ingredientes para preparar Asadillo manchego (4 personas)

  • 2 pimientos rojos morrones o de asar talla XXL (bien grandotes o de lo contrario utiliza 3 o 4)
  • 3-4 dientes de ajo finamente picados
  • 1 tomate maduro sin piel y rallado  (opcional) (si tiene mucha agua pásalo por un colador para retirar el exceso de agua)
  • 1 1/2 cucharadita de cominos molidos (utiliza solo 1 cdta o solo 1/2 cdta si no te gusta mucho del comino)
  • 2 huevos cocidos (opcional)
  • 3-4 cucharadas aceite de oliva virgen extra
  • sal

Cómo preparar Asadillo manchego

  1. Lava bien los pimientos, úntalos con aceite de oliva, ponles unas piedrecitas de sal gorda y envuélvelos muy bien en papel de aluminio o papel albal y ponlos a hornear a 180 grados Celsio durante unos 30 a 35 minutos.
  2. Transcurrido el tiempo saca la bandeja del horno y abre el papel de aluminio para que los pimientos se refresquen y puedas trabajarlos sin quemarte. Una vez templados retira la piel con un cuchillo de puntilla. Si están bien asados comprobarás que la piel (una telilla muy fina casi traslúcida) sale fácilmente para dejar libre toda la carne de los pimientos asados. Quita el tallo y el exceso de las semillas con una cuchara, pero si se te queda alguna no le des importancia, a menos que no te gusten nada. Corta en tiras no muy largas.
  3. En una cazuelita de barro (puedes utilizar una sartén o lo que prefieras o tengas a mano) pon a calentar 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra y a continuación el ajo picado.
  4. Antes de que pueda quemarse (pon el fuego medio) añade el tomate rallado y una pizca de sal, remueve y cuando empiece a sofreír agrega el pimiento ya troceado en tiras o a tu gusto, incorpora el comino, remueve, rectifica de sal y deja al fuego unos 10 ó 15 minutos. En ese tiempo, o anteriormente, pon a cocer dos huevos en agua abundante, unos 6-8 minutos desde que comienza a ebullir el agua.
  5. Listo el asadillo, corona con los huevos cocidos troceaditos o en media lunas, como prefieras.

Una forma muy saludable de comenzar el año. Los pimientos son riquísimos en Vitamina C, el tomate natural cocinado es un aliado en la lucha contra el cáncer, el ajo favorece el sistema inmunitario y ya sabemos los beneficios que trae a nuestra salud cardiovascular el aceite de oliva. Razones suficientes para incorporar todos estos ingredientes a la dieta, y si es todos de una vez, la mejor opción es este sabroso asadillo manchego. Buen provecho 😉

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Falafel: otra receta de Oriente desvelada

20 Abr
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Dicen que ya desde los tiempos de Mahoma y por referencias en el Corán se conoce del falafel. ¿De dónde es originario? No se sabe a ciencia cierta, aunque una y otra vez se mencione a la India como raíz de este plato. Lo cierto es que nos ha llegado directamente de la cocina del Oriente, cada vez menos lejano. Esta especie de croqueta o fritura de garbanzos o habas, dependiendo de la zona donde se consuma, fundamentalmente Paquistán, países de Oriente Medio y la India, ha dejado de ser una exquisitez exclusiva de los restaurantes especializados para irrumpir en las cocinas de numerosos hogares.

Lo que distingue el falafel de otras frituras o empanadillas es que su ingrediente fundamental no se cocina, sólo se pone en remojo el tiempo suficiente para poder triturarlo de conjunto con el resto de sus componentes. Rico en proteínas de origen vegetal es un plato estrella para vegetarianos y para todos aquellos que desean incluir más alimentos no animales en la dieta. A los pequeños les encantará y los mayores no se quedarán atrás.

Aunque el falafel que conocemos en Occidente suele ser completamente de garbanzos, se prepara también solo con habas como la variante egipcia llamada ta`miyya, con una mezcla de ambas legumbres, o solo con garbanzos como la receta que elaboramos hoy, acompañada con la tradicional salsa de yogur a manera de entrante o plato inicial. El falafel también se puede acompañar con salsa de Tahine y disfrutarla en un pan de pita a manera de bocadillo. De cualquier manera está realmente delicioso y especialmente nutritivo y sano.

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Ingredientes para preparar Falafel (2-4 personas)

  • 250 gr garbanzos secos remojados
  • 1 cebolla pequeña
  • 2-3 dientes ajo sin el nervio central
  • 1 ramita de cilantro fresco
  • 1 cucharada de perejil fresco
  • 1 cucharadita de cominos molidos
  • 1 cucharadita de pimentón
  • pimienta negra (pizca al gusto)
  • 1 cucharadita de levadura química, Polvos Royal o bicarbonato
  • sal
  • aceite de oliva suave para freír
  • Para la salsa: 1 yogur + 1 cucharada de zumo de limón + 1 cucharada de hierbabuena o menta finamente picada + sal
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Cómo preparar Falafel

  1. Pon en remojo al menos 24 horas los garbanzos. Mejor si los dejas 48 horas y vas cambiando el agua del remojo dos veces al día.
  2. Una vez bien hinchados, retira el agua, escúrrelos bien, ponlos en un paño limpio o sobre papel de cocina para secar el exceso de agua y luego procede a triturarlos. Si no tienes una mini-pimer o un accesorio triturador haz como hago yo: machaca los garbanzos poco a poco en un mortero grande y déjalos en mejor estado para pasarlos más tarde por la batidora sin riesgo de que la rompas.
  3. Pica el ajo y la cebolla y añádelos con el resto de los ingredientes: (cilantro, perejil, comino, pimentón y la levadura) a la pasta de garbanzos obtenida en el mortero. Si tienes accesorio triturador ponlo todo junto a los garbanzos y procede a triturar. De lo contrario ponlo todo junto después de haber majado los garbanzos y pasa por la batidora hasta obtener una masa homogénea con aspecto parecido a la arena fina húmeda. No importa si te queda algún pequeño tropezón.
  4. Haz una bola compacta, tapa con un paño húmedo y deja reposar por una hora en un lugar muy fresco o en la parte menos fría que tengas dentro de la nevera.
  5. Transcurrido el tiempo de reposo en que hará efecto la levadura sobre la masa para un resultado más esponjoso, mójate las manos y procede a formar bolitas uniformes que luego puedas aplanar ligeramente. Cuando estés dando forma a las bolitas ayúdate de una cuchara no muy grande para coger las mismas cantidades una y otra vez. Aprieta en el proceso para eliminar el exceso de agua.
  6. Una vez formados nuestros falafel calienta abundante aceite de oliva suave y cuando esté bien caliente procede a freír poco a poco hasta que se doren. Pásalos a un plato forrado con papel de cocina para eliminar el exceso de aceite.
  7. Sirve acompañado de nuestra salsa de yogur.
  8. Para hacer la salsa de yogur mezcla el yogur, el zumo de limón, la hierbabuena y sazona a tu gusto.

Así de fácil esta receta. Escoge un aceite de oliva muy suave indicado para freír y que no otorgue un sabor desvirtuado del que debe tener el falafel, suficientemente sabroso ya con el garbanzo, el cilantro y el ajo. Si cuando tritures todo, el resultado es una masa muy húmeda y difícil de formar, añade un poco de harina, de garbanzo preferentemente, pero no te pases para que no te queden demasiado secos después de haberlos freído. Por eso mejor escoger un garbanzo fresco que necesite menos tiempo en remojo.

 

Guiso de garbanzos con acelgas: receta vegetariana fácil

27 Ene
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Para estos días de frío en estas latitudes del planeta les propongo un Guiso de garbanzos con acelgas, sin grasas animales ni carnes. Un plato 10 para vegetarianos y no vegetarianos por igual con el cual disfrutarán muchísimo y podrán reforzar esa dieta más sana con que algunos os habéis propuesto comenzar el 2014. La receta es una versión a mi manera de las acelgas esparragás, representante de la más tradicional cocina de Almería.

El plato, de acuerdo con la búsqueda que siempre suelo hacer antes de ponerme con él plenamente, lo encontré preparado con garbanzos o alubias blancas, e incluso con una mezcla de ambas. Hay recetas que incluyen algún embutido tipo chorizo o longaniza fresca, entre otros; o como la de Mercado Calabajío en la cual me inspiré para la que hoy os presento y que se conforma con el sabor maravilloso que le otorga ese «majao» con almendras que se incorpora casi en la etapa final de cocción.

Mi versión es aún más sencilla porque se salta algunos pasos como el de cocer las acelgas en primera instancia. Yo las puse directamente en el cocido en los últimos minutos al fuego y os aseguro que quedan muy buenas. Siempre trato de cocer lo menos posible este tipo de verduras. Los garbanzos que utilicé fueron de bote ya cocidos, pero unos particularmente buenos que venden en una frutería cercana a mi casa. Podéis hacerlos desde cero con garbanzos secos (al final de la receta os doy el paso extra), pero la receta de hoy está pensada para quienes deseen comer caliente y pronto antes de salir al trabajo o al regreso de la jornada. Aquí os va.

                              Ingredientes para preparar Guiso de garbanzos con acelgas o acelgas esparragás a mi manera (4 personas)

  • 500 gr de acelgas (una bolsa ya lista o un manojo)
  • 400 gr garbanzos cocidos (200 gr si es seco)
  • 400 ml agua
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento italiano (yo utilicé uno rojo)
  • 200 gr de tomate pelado troceado (yo utilicé de bote)
  • 1 pastilla de caldo de verduras Avecream Gallina Blanca (opcional)
  • 1-2 patatas
  • 1 cucharadita de pimentón dulce (yo utilicé de la Vera)
  • 1 cucharadita de pimentón picante (también de la Vera)
  • 2-3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • sal

Para el «majao»:

  • 2 dientes de ajo (dale un golpecito pero no le retires la piel)
  • 6-8 almendras con piel
  • 1 cucharadita de sésamo crudo (opcional)
  • 1 cucharadita de lino crudo (opcional)
  • 1/2 cucharadita de cominos molidos
  • 1 trozo de pan del día anterior (yo utilicé una rebanadita de pan de molde de semillas)
  • 1 cucharada de vinagre de Jerez
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 100 ml de agua o caldo de verduras

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Cómo preparar el Guiso de garbanzos con acelgas 

  1. En una cacerola u olla con tapa sofríe en aceite de oliva la cebolla picada en brunoise o daditos pequeños así como el pimiento italiano troceado de la misma manera. Añade una pizca de sal y deja que se pochen.
  2. Incorpora el tomate troceado (si has utilizado un tomate maduro natural pincha AQUÍ para que veas cómo retirarle la piel) y la pastilla de avecream. Deja freír el tomate mientras prepararas el majao. Si decides poner algún embutido este es momento pero os aseguro que ni falta le hace.
  3. En una sartén con el aceite de oliva pon a freír hasta dorar la rebanada de pan con los ajos, las almendras y las semillas de sésamo y lino de forma opcional. Una vez dorado todo pero antes de que se quemen pásalo a un vaso batidor y añade el comino, el vinagre de Jerez y el vasito de agua o caldo. Bate hasta que esté todo muy bien integrado.
  4. Pasa el majao a la cacerola con el sofrito, agrega los dos tipos de pimentón, añade el agua y una vez comience a hervir incorpora las patatas peladas y picadas en cachelos. Prueba y rectifica de sal y deja cocer unos 8-10 minutos para que se ablanden las patatas.
  5. Una vez conseguido incorpora los garbanzos (no es necesario escurrir), deja otros 3 minutos y por último agrega la acelga bien lavada y troceada, remueve bien y deja unos 5 minutos más destapado. Listo.

Es un guiso realmente sabroso y nutritivo. He sumado las semillas de sésamo y lino porque son una fuente riquísima de vitaminas, minerales, proteínas y fibras de gran asimilación incluso en pequeñas proporciones, como debe ser, ya que también contienen grasas ricas en omegas 3 y 6.

Al majao se suele poner también un pimiento choricero, pero con la mezcla de pimentón se soluciona la falta de este ingrediente.

Si vas a utilizar unos garbanzos secos el resultado será sin dudas superior, pero tendrás que ponerlos en remojo la noche anterior y luego cocerlos en la misma agua con sal y una hoja de laurel. Serán en olla a presión o exprés entre 30 y 35 minutos dependiendo del grosor y calidad del garbanzo. Una vez blandos utiliza en vez de agua o caldo de verduras el agua de cocción de los garbanzos que si es demasiada deberás quitar hasta tener solo un dedo o dos por encima de ellos. Una vez preparado el sofrito con el majao incorpóralo a los garbanzos y sigue los mismos pasos posteriores.

Un plato de cuchara como éste se lo debemos a la gastronomía andaluza. Estoy segura que si lo probáis vais a repetir, como yo 😉 Nada mejor para calentar las tardes o noches frías que aún nos quedan por este rincón del mundo. Si quieres ver otras dos opciones de comida para calentarnos pincha este Potaje cubano de Chícharos o estos Garbanzos con chorizo. ¡Feliz inicio de semana para todos!

 

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