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Falafel: otra receta de Oriente desvelada

20 Abr
Todos los derechos reservados por Tras La Receta

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Dicen que ya desde los tiempos de Mahoma y por referencias en el Corán se conoce del falafel. ¿De dónde es originario? No se sabe a ciencia cierta, aunque una y otra vez se mencione a la India como raíz de este plato. Lo cierto es que nos ha llegado directamente de la cocina del Oriente, cada vez menos lejano. Esta especie de croqueta o fritura de garbanzos o habas, dependiendo de la zona donde se consuma, fundamentalmente Paquistán, países de Oriente Medio y la India, ha dejado de ser una exquisitez exclusiva de los restaurantes especializados para irrumpir en las cocinas de numerosos hogares.

Lo que distingue el falafel de otras frituras o empanadillas es que su ingrediente fundamental no se cocina, sólo se pone en remojo el tiempo suficiente para poder triturarlo de conjunto con el resto de sus componentes. Rico en proteínas de origen vegetal es un plato estrella para vegetarianos y para todos aquellos que desean incluir más alimentos no animales en la dieta. A los pequeños les encantará y los mayores no se quedarán atrás.

Aunque el falafel que conocemos en Occidente suele ser completamente de garbanzos, se prepara también solo con habas como la variante egipcia llamada ta`miyya, con una mezcla de ambas legumbres, o solo con garbanzos como la receta que elaboramos hoy, acompañada con la tradicional salsa de yogur a manera de entrante o plato inicial. El falafel también se puede acompañar con salsa de Tahine y disfrutarla en un pan de pita a manera de bocadillo. De cualquier manera está realmente delicioso y especialmente nutritivo y sano.

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Ingredientes para preparar Falafel (2-4 personas)

  • 250 gr garbanzos secos remojados
  • 1 cebolla pequeña
  • 2-3 dientes ajo sin el nervio central
  • 1 ramita de cilantro fresco
  • 1 cucharada de perejil fresco
  • 1 cucharadita de cominos molidos
  • 1 cucharadita de pimentón
  • pimienta negra (pizca al gusto)
  • 1 cucharadita de levadura química, Polvos Royal o bicarbonato
  • sal
  • aceite de oliva suave para freír
  • Para la salsa: 1 yogur + 1 cucharada de zumo de limón + 1 cucharada de hierbabuena o menta finamente picada + sal
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Cómo preparar Falafel

  1. Pon en remojo al menos 24 horas los garbanzos. Mejor si los dejas 48 horas y vas cambiando el agua del remojo dos veces al día.
  2. Una vez bien hinchados, retira el agua, escúrrelos bien, ponlos en un paño limpio o sobre papel de cocina para secar el exceso de agua y luego procede a triturarlos. Si no tienes una mini-pimer o un accesorio triturador haz como hago yo: machaca los garbanzos poco a poco en un mortero grande y déjalos en mejor estado para pasarlos más tarde por la batidora sin riesgo de que la rompas.
  3. Pica el ajo y la cebolla y añádelos con el resto de los ingredientes: (cilantro, perejil, comino, pimentón y la levadura) a la pasta de garbanzos obtenida en el mortero. Si tienes accesorio triturador ponlo todo junto a los garbanzos y procede a triturar. De lo contrario ponlo todo junto después de haber majado los garbanzos y pasa por la batidora hasta obtener una masa homogénea con aspecto parecido a la arena fina húmeda. No importa si te queda algún pequeño tropezón.
  4. Haz una bola compacta, tapa con un paño húmedo y deja reposar por una hora en un lugar muy fresco o en la parte menos fría que tengas dentro de la nevera.
  5. Transcurrido el tiempo de reposo en que hará efecto la levadura sobre la masa para un resultado más esponjoso, mójate las manos y procede a formar bolitas uniformes que luego puedas aplanar ligeramente. Cuando estés dando forma a las bolitas ayúdate de una cuchara no muy grande para coger las mismas cantidades una y otra vez. Aprieta en el proceso para eliminar el exceso de agua.
  6. Una vez formados nuestros falafel calienta abundante aceite de oliva suave y cuando esté bien caliente procede a freír poco a poco hasta que se doren. Pásalos a un plato forrado con papel de cocina para eliminar el exceso de aceite.
  7. Sirve acompañado de nuestra salsa de yogur.
  8. Para hacer la salsa de yogur mezcla el yogur, el zumo de limón, la hierbabuena y sazona a tu gusto.

Así de fácil esta receta. Escoge un aceite de oliva muy suave indicado para freír y que no otorgue un sabor desvirtuado del que debe tener el falafel, suficientemente sabroso ya con el garbanzo, el cilantro y el ajo. Si cuando tritures todo, el resultado es una masa muy húmeda y difícil de formar, añade un poco de harina, de garbanzo preferentemente, pero no te pases para que no te queden demasiado secos después de haberlos freído. Por eso mejor escoger un garbanzo fresco que necesite menos tiempo en remojo.

 

Envueltos de atún y tomate: receta para momentos con prisa

13 Abr
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¿Tienes en casa unas tortillas de trigo y alguna lata de atún? Pues anímate a preparar estos envueltos de atún y tomate, o burritos, como prefiráis llamarles. Una forma diferente de preparar una ensalada para días como los que ya comienzan a sentirse por estas latitudes, más cálidos y soleados. Perfectos para una cena ligera si lo acompañáis de estos boniatos o batatas asadas y una sabrosa salsa de yogur.

Con la propuesta de hoy apenas tendréis que encender fogones así que será perfecta para momentos con prisas o de improvisación en la cocina. Unos pocos ingredientes, que casi siempre tenemos a mano, convierten esta receta en un menú económico, fácil, rápido, pero no por ello menos sabroso. Vayamos a la cocina sin más dilación a por nuestros burritos de atún y tomate.

Ingredientes para preparar Envueltos de atún y tomate (2-4 personas)

  • 4 tortillas de trigo
  • 2 latas de atún en aceite de oliva (puedes utilizar al natural)
  • 2-3 tomates maduros cortados en cubos
  • 8 aceitunas negras troceaditas (puedes utilizar unas verdes rellenas de pimiento o anchoas como más te gusten)
  • 1 cebolleta
  • 1 lata de maíz dulce
  • 1-2 aguacates dependiendo del tamaño
  • 1 cucharadita de zumo de limón
  • Vinagre balsámico de Módena (puedes utilizar crema)
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal

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Cómo preparar Envueltos de atún y tomate

  1. En una ensaladera dispón el tomate cortado en dados más o menos pequeños, así como la mitad del aguacate también picado en daditos (reserva la otra mitad del aguacate).
  2. Añade el maíz, la cebolleta finamente picada, las aceitunas troceadas y por último el atún escurrido (si usas con aceite de oliva emplea del propio aceite para aliñar esta ensalada).
  3. Riega con un hilo de vinagre balsámico de Módena, añade otro chorrito de aceite de oliva virgen extra, sal y mezcla todo muy bien. Reserva.
  4. Con la otra mitad del aguacate haz una pasta escachando muy bien con un tenedor, añade la cucharadita de zumo de limón y una pizca de sal. Reserva.
  5. Calienta las tortillas de maíz en una sartén o como te indiquen las instrucciones del fabricante.
  6. Procede a rellenar primero untando cada tortilla con la pasta de aguacate, luego añade unas cucharadas de la ensalada de tomate y atún de manera que puedas cerrarla cómodamente sin que se salga el relleno cuando la cojas en la mano.

Listo! Disfruta los burritos o envueltos de tomate y atún con unas batatas asadas con mantequilla o con aceite de oliva, según prefieras o tengas algún régimen dietético. En el enlace que tienes en la introducción de esta receta podréis encontrarla, así como la salsa de yogur. Si en vez de preparar esta pasta de aguacate tienes a mano guacamole echa mano de ella porque te va a encantar. Ya sabes que tienes libertad para improvisar y poner como guarnición lo que más te guste, con cualquier acompañamiento disfrutarás igual de esta propuesta tan fresca de hoy. Buen inicio de Semana Santa.

Navajas a la plancha con ajo y limón: un aperitivo rápido, fácil y con sabor a mar

2 Mar
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Aunque llevo algunos días sin publicar nada, tengo el tiempo un poco ajustado últimamente, no he dejado de cocinar y pensar en este pequeño espacio en que mis raticos en la cocina son protagonista. Para despedir o iniciar otra semana, dependiendo del calendario de cada cual, os traigo estas navajas a la plancha con ajo y limón que resaltan todo el sabor a mar que poseen estos humildes pero riquísimos moluscos, procedentes generalmente de los mares de Galicia, Irlanda o Portugal, y que se preparan en menos de lo que canta un gallo.

Imagen tomada de artículo de diario El País.

Imagen tomada de artículo del diario El País.

Las probé hace relativamente poco tiempo, en una de nuestras salidas de tapeo por Madrid. Me las recomendó una amiga y aquí están en mi mesa de tanto que me gustaron. Con un vino blanco, Verdejo de Rueda, están de vicio, además de muy saludables y nutritivas. Tardan en hacerse lo que puedan tardarse en abrirse que es muy poco. Yo utilicé una sartén muy amplia con una tapa para concentrar el vapor y se hicieran antes. Unos dientes de ajo bien majados con perejil, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y zumo de limón al gusto para dar el toque final a nuestras navajas. Para los amantes de los mariscos o, como dice mi novio, de todos esos «bichos del mar» he aquí esta delicia.

Ingredientes para preparar Navajas a la plancha con ajo y limón (2-4 personas)

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  • 1 maso de navajas (unos 300-400 gr)
  • 4 dientes de ajo
  • 1 cucharada de perejil finamente picado
  • zumo de limón (al gusto) + unas rodajas del limón extras
  • 1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • crema de balsámico de Módena (opcional para decorar el plato)

Cómo preparar Navajas a la plancha con ajo y limón

  1. Primero pon las navajas durante unos 15 minutos en un recipiente con agua con sal o con agua gaseada para que las navajas eliminen toda la arena que puedan tener dentro.
  2. Prepara el majao de los ajos con solo una pizca de sal, la cucharada de perejil y un chorrito de aceite de oliva virgen extra, mezcla bien y unta la sartén ya caliente con la mitad de esta pasta, reserva la otra mitad con zumo de limón incorporado.
  3. Añade las navajas antes de que se pueda quemar el ajo. Tapa la sartén. En unos pocos minutos (2-4 minutos) se abrirán las navajas. Destapa,  riega con el resto del majado con zumo de limón incorporado (dos cucharadas) y deja un par de minutos más a fuego vivo para que se evapore el líquido.
  4. Separa del fuego para que no resequen.
  5. Coloca las navajas en un plato decorado en el fondo con crema de balsámico de Módena y acompaña con unas rodajas de limón.

¡Listo!  Un aperitivo fácil, rápido de preparar y muy rico. Si alguna de las navajas no se abrió, deséchala.

Tarta satinada de chocolate para enamorar

13 Feb
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Hay una expresión muy común, extendida internacionalmente, que asegura «El amor entra por la cocina». No sé cuántos porcentajes y estadísticas podrán respaldar la frase, lo único cierto es que aun cuando igual llega y se va, el amor es un factor primordial en cuestiones culinarias. Todo lo que implica la cocina realmente me apasiona, desde plantearme una idea, buscar los ingredientes, embarcarme en el proceso y por último disfrutar del resultado y ver a otros disfrutarlos por igual.

De la misma manera que cocinar es un placer para muchos sé que otra mitad similar evita a toda costa tener que involucrarse en tal actividad, pero incluso para esas personas, hay una primera, segunda o tercera vez en que merece la pena el intento en nombre del amor. Y con esta tarta satinada que comparto hoy, vais a enamorar. Todavía puedes prepararla para honrar ese vínculo que nos invita a celebrar el Día del Amor, porque al amor podemos agasajarlo un catorce de febrero o un veintiuno de abril. Una fecha, por sí sola, no puede hacer desperezar lo que no somos capaces de mantener despierto.

Esta tarta satinada es una versión sin colorante de la Red Velvet. Con un poco más de chocolate y seguiendo la receta logramos el efecto satinado que da nombre a esta tarta. Un bizcocho muy suave, esponjoso, sedoso y que se deshace en nuestra boca, cuyo sabor es realzado por esta cobertura de queso mascarpone y nata montada, un frosting delicioso de Pemberly Cup and Cakes, a donde una y otra vez regreso cuando de cuestiones reposteras se trata. La receta del bizcocho es de uno de los cuadernos de Pastelería Creativa, con alguna adaptación propia y un resultado de cuatro capas en vez de dos.

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Ingredientes para preparar Tarta satinada de chocolate

  • 300 gr de harina
  • 150 gr de mantequilla a temperatura ambiente
  • 300 gr de azúcar blanco
  • 2 huevos grandes a temperatura ambiente
  • 1 cucharadita de aroma o extracto de vainilla
  • 3 cucharadas de cacao en polvo (cacao puro sin azúcar)
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 240 ml de suero de leche o buttermilk (puedes hacerlo tú añadiendo una cucharada de zumo de limón o vinagre a 230 ml de leche y dejar reposar 10 minutos)
  • 1 1/2 cucharaditas de vinagre de vino blanco
  • 1 1/2 cucharaditas de bicarbonato sódico de uso culinario

Para el glaseado de queso y nata:

  • 250 gr de queso Mascarpone
  • 130 gr de azúcar glass (puedes hacer azúcar glass moliendo azúcar refino)
  • 230 ml de nata líquida para montar
  • coco rallado para espolvorear

Cómo preparar tarta satinada de chocolate

  1. Precalienta el horno a 180 grados. Prepara dos moldes iguales de unos 20 cm de diámetro. Puedes engrasarlos o simplemente forrarlos con papel vegetal antiadherente.
  2. Bate la mantequilla y el azúcar en un recipiente hasta obtener una mezcla cremosa. Añade los huevos uno a uno, así como el extracto de vainilla.
  3. En otro bol, tamiza la harina, el cacao en polvo, la levadura y la sal y remueve.
  4. Incorpora una tercera parte de los ingredientes secos en la mantequilla mezclada con el azúcar y los huevos, remueve para mezclar bien, y agrega un tercio del suero de leche sin dejar de batir.
  5. Continúa el mismo procedimiento de los tercios de ingredientes lentamente hasta que todo quede bien integrado. Intenta no batir demasiado la mezcla.
  6. En un vaso mezcla el vinagre y el bicarbonato sódico y tan pronto como reaccione en forma de burbujas añade a la masa.
  7. Divide la masa uniformemente entre los dos moldes y alisa la parte superior con el dorso de una cuchara o espátula.
  8. Hornea los bizcochos entre 20 y 25 minutos o hasta que al introducir un palillo salga limpio.
  9. Saca del horno y deja enfriar unos 5 minutos antes de desmoldarlos. Yo hice el bizcocho por la noche y los dejé toda la madrugada en reposo. Al otro día temprano fue más fácil cortar cada uno de los pasteles por la mitad y proceder a montarlos después de preparado el frosting.
  10. Para ello con una espátula (no con varillas) mezcla el queso mascarpone con el azúcar glass. Una vez tengas una mezcla homogénea, vierte la nata montada que tendrá que haber estado bien refrigerada anteriormente (pon las varillas de la batidora en el congelador unos minutos antes de montar).
  11. Procede a batir (montar) la nata junto con la mezcla de queso. Una vez adquiera la consistencia adecuada no sigas montando o se perderá el efecto. Listo. Ahora puedes proceder con el montaje. Yo hice cuatro bizcochos entre los cuales puse la crema de queso, espolvoreé cada vez con coco rallado y terminé cubriéndolo con lo que quedó y otro poco de coco rallado. Refrigera este pastel, pero sácalo unos 15 a 20 minutos antes de disfrutarlo.

Puedes convertir esta tarta en una Red Velvet agregando colorante rojo líquido de calidad, para lo cual deberás poner solo dos cucharadas de cacao en polvo y agregar el colorante o bien en el suero de leche una vez haya reposado, o haciendo una pasta con el chocolate puro que deberás agregar a la mantequilla y al azúcar antes de añadir la harina, la levadura y el suero.

Puedes hacer una cobertura de crema de mantequilla con queso Filadelfia en vez de Mascarpone, y utilizar mantequilla en sustitución de la nata, pero las proporciones serán diferentes. Tendrás que mezclar 600 gr de azúcar glas tamizado con 100 gr de mantequilla hasta que tengas una mezcla suave y sedosa, añadir por último el queso crema hasta integrar todo. En este caso todos los ingredientes deberán estar a temperatura ambiente antes de comenzar a preparar el frosting. Igual puedes preparar una crema de queso como la de esta Tarta de zanahoria, que le va genial igualmente.

Solomillo de Pavo en Salsa de Manzana

13 Mar

Una de las carnes más magras, y por lo tanto ideales para mantener la grasa a raya y con ella nuestro peso, es la del pavo. Acostumbramos a comerlo en ocasiones especiales, pero lo cierto es que está disponible en cualquier época del año. Son muchos los que últimamente prefieren un jamón de pavo a otro jamón cocido. Es una carne blanca, muy rica, y otra opción para equilibrar nuestra dieta y no aburrirnos comiendo siempre lo mismo.

Un pavo entero asado en el horno siempre queda delicioso pero esta vez vamos a preparar la parte del solomillo, extraordinaria, toda carne, nada de huesos, nada de grasa. Un solomillo puede comerlo entero una sola persona, por eso en la receta de hoy, para 2 personas, emplearemos dos solomillos enteros que dejaremos un par de horas marinando. Si lo dejas la noche antes de cocinarlos estarán todavía mejores. Y si quieres otra receta de solomillo, esta vez de cerdo, pincha aquí: Solomillo de cerdo con salsa dulce de mostaza

pavo solomillo

Ingredientes para preparar Solomillo de Pavo en Salsa de Manzana.

 

  • 2 solomillos de pavo
  • 1 manzana Golden
  • 1 puerro grande o 2 pequeños
  • 1 zanahoria grande o 2 pequeñas
  • 1 cebolleta grande o 2 pequeñas
  • 3 dientes de ajo + 4 más para el adobo o marinado
  • 2 vaso de vino blanco (400ml)
  • 1 vaso de caldo de pollo (200ml)
  • 1 limón
  • pimienta negra y sal
  • 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

Cómo preparar Solomillo de Pavo en Salsa de Manzana

  1. Maja en un mortero 4 dientes de ajo (si le pones una pizca de sal no te saltarán los ajos) ponle un poco de pimienta negra al gusto y cuando tengas una pasta incorpora el zumo del limón más un vaso de vino y remueve bien.
  2. Pon en un recipiente que puedas tapar bien los solomillos de pavo, baña con el adobo que hemos preparado y pon un poco más de sal si no has puesto mucho a los ajos. Si tienes una jeringa con aguja, coge un poco del líquido del marinado e inyecta los solomillos para que la carne de dentro coja todo el sabor. Si no tienes una, con un palillo pincha la carne y riega a continuación con ayuda de una cuchara. Tapa bien y deja en la nevera al menos dos horas. Si lo haces la noche anterior tendrás trabajo adelantado y la carne quedará mucho más sabrosa.
  3. Ten a punto los ingredientes con que cocinaremos los solomillos. Para ello trocea el puerro, la zanahoria, la cebolleta y el ajo en láminas. Retira la piel de la manzana y el corazón y pícala en dados. Como después vamos a triturarlos todos para hacer nuestra salsa no tendrán que estar picados en trozos tan pequeñitos, pero tampoco vamos a acomodarnos para picar menos.
  4. En una sartén honda pon a calentar las 3 cucharadas de aceite de oliva, cuando esté bien caliente pon los solomillos bien escurridos para que no te salte el aceite y no te quemes. El objetivo es dorarlos bien lo antes posible para que tomen buen color y se sellen sin perder los jugos de dentro. Una vez conseguido esto, sácalos y resérvalos.
  5. En esa misma sartén, baja bien el fuego (luego lo vuelves a subir, se tata de no quemar las verduritas) pon los ajos conjuntamente con la cebolleta y una vez mermado el calor fuerte sube a fuego medio y agrega los puerros y la zanahoria. Con la ayuda de una cuchara de palo, o goma si es de teflón la sartén, mezcla bien y raspa el fondo para que se desprenda todo el sabor que pudo quedar de la carne.
  6. Agrega la manzana, mezcla bien y deja que cambien de color la cebolleta, los puerros y la manzana. Incorpora el vaso de vino y deja evaporar el alcohol, una vez absorbido un poco del líquido agrega el vaso de caldo de pollo y rectifica de sal (puedes auxiliarte de una pastilla de pollo si no tienes caldo preparado, pero ten en cuenta entonces la medida de la sal).
  7. Pon otra vez los solomillos, tapa y deja cocinar unos 15 minutos. Transcurrido el tiempo destapa y comprueba que no haya exceso de líquido. Destapa si es así y deja reducir.
  8. Si te gusta la salsa con trozos puedes dejarla tal cual, pero si te decides a prepararla como en la receta, saca los solomillos, resérvalos, y pasa la salsa por la batidora. Una vez hecho esto, pica en rodajas el solomillo y sírvelos con la salsa.

Si te queda mucha salsa, resérvala para acompañar unos filetes de pollo, de cerdo o de pavo. Estarán buenísimos con ella. Este solomillo lo acompañé de unos champiñones salteados con ajo y perejil. Tan sencillo como poner un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra, agregar un par de ajos laminados hasta que estén doraditos y luego añadir los champiñones (también laminados 300-400 gr) con el perejil fresco picadito y un poco de sal. Con un par de minutos saltéandose será más que suficiente y tendrás un acompañamiento delicioso, ligero, rápido y con efecto saciante. Uff cómo me gustan los champiñones.

 

 

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